Después de mucho tiempo sin siquiera pasar por accidente por esta página decidí complacer sus peticiones y reclamos del porque no había subido más cosas, bien gente, aquí les dejo mas de mis reflexiones inconexas.
Así que bien, esta es la parte del blog en la que junto palabras para formar un mensaje semi-coherente, que, a pesar de su relleno de sinceridad masticable, algunas personas decidieron tomarlo muy en serio, como los e-mails de “almas gemelas” que coinciden con mis puntos de vista, y que están de acuerdo en que el mundo apesta, y que desearían poder matarse, bien, elimínense silenciosamente si quieren, siempre y cuando no dejen una nota que demuestre que yo se los dije, maniacos de autoestima deficiente. Sucede, que yo si tengo simpatía por existir –el te no puede tener esa agradable y dulce sensación si estar muerto. Piensa en todas esas cosas que extrañarías, historietas, música, películas, videojuegos, música, arte, uñas creciendo, y para ustedes, sexo… bueno, sexo no, dependiendo de que tan extraño es tu agente funerario, ENTONCES, en lugar de llenar esta entrada hablando de los típicos vicios desagradables, les contare una pequeña historia –
Hace un tiempo, yo tenía el hobbie de escribir, lo manifestaba de dos maneras, algo parecido a esto y otro mucho más desagradable, donde debia mirar a la gente, así que decidí hacerlo para mí misma, y vivir felizmente escribiendo palabritas en mi pequeña habitación. Estaba emocionada e impaciente por mostrar lo que había hecho, estar en soledad hacia que mis “brillantes ideas” surgieran, me sentia increíble, y para variar ese día era mi cumpleaños. Fui tan feliz a enseñar mi trabajo a una persona que no es mi familia y que la censuraremos, iba como un gordito baboso e indudablemente vergonzoso bebe, y no solo eso, era la primera vez que le enseñaba mi “arte” de ese tipo a alguien que no tuviese miedo de decirme que es una mierda, esperaba ver algunos amigos que me enseñaron unas maldiciones en italiano (siempre practico), me dieron un increíble panecillo durante el almuerzo, y volví con mi adorada familia a sus acosos de mi adición de edad. Después de horas y un incidente medio… doloroso, no me sentia tan vigorosa. De pronto solo queria sentarme, ese día ya no era TAN grandioso, después de todo una diminuta parte corporal no se sentia bien, cuando llegue a casa espere a que el malestar se fuera, pero solo iba y venía, así que: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS ITH! ¡AHORA MUEVE TU TRASERO AL HOSPITAL!
El regalo de cumpleaños de mi padrino fue una cita a su consultorio para decirme que tenía que ir al hospital, así que ahí estuve en una camilla con un tubo en la nariz tratando de sacarme la maldad que había arruinado mi momento feliz, no solo estaba experimentando nuevos e increíbles niveles de dolor, si no que la tienda que encuentras en cada dos cuadras donde suelo comprar te, estaba algo lejos, y no podia caminar, me dolía la nariz, la garganta y partes del pecho, como si todo hubiese sido picado por alguna gigante, desagradable, abeja asesina en última instancia. Por primera vez no había más que hacer, excepto soportar esos aterradores momentos en los que me hundía en el sueño, y luego despertaba para volver a lo mismo. Compartí mi habitación con un hombre llamado Pedro (No tenia apariencia de Pedro, pero estaba viendo a Peter el panda). Pedro se quejaba como moribundo detrás de la cortina, y bajo el océano de medicamentos a los que lo someten – la morfina. Pienso, porque su mundo, su delgadez, su piel desgastada, parecían un infierno, lo molido de mi nariz ya no parecía algo tan impresionante. Su familia era muy diligente, venían día a día a asegurarse de que seguía con vida, en el ultimo día que estuve ahí, vino una enfermera y le dijo que lo operarían en unas cuantas horas: una sonda de alimentación seria colocada en su estomago, para evadir el tumor que impedía el paso a cualquier tipo de alimento, el, en su cansancio, su titubeante voz, le pregunto a la enfermera, cuanto tiempo de vida le quedaba. Estaba tan acostumbrada a escuchar eso en televisión, a menudo como broma, que cuando lo oí en REALIDAD, detrás de la pequeña cortina, senti deseos de llorar. La enfermera le dijo lo que muchas veces se le dice a las personas, que nunca sabremos cuando debemos partir, que solo hay que vivir la vida, mientras aun se tenga, porque CUALQUIER día, puede ser el último. Algo realmente familiar para mí, pero aquel día sonó diferente. Eso tuvo más sentido que cualquier cosa. No quiero morir todavía, y un mundo que crea a las personas que QUIEREN hacerlo, es un mundo que no quiero entender.